martes, 24 de abril de 2018

El invierno del lobo

Antes de la Cruz y la Redención, los hombres adoraban a deidades famélicas que exigían, a cambio de favores, una ración de sangre, humana incluso. Como el Hombre Verde, una voracidad malévola dotada de forma vegetal. El culto proviene de la Vieja Europa; sus seguidores se autodesignaron la Familia del Amor. Perseguidos en Inglaterra, los sectarios emigraron a América; piedra a piedra cargaron en los barcos una Iglesia contaminada con imágenes paganas. El espíritu infernal viajó con ellos. Se establecieron en los bosques de Maine y fundaron la localidad de Prosperous. Sus descendientes, mucho más afortunados que la media estadounidense, mantuvieron la pureza étnica y el pacto de Northumberland: cada tanto arrojan a un muchacha del exterior a un agujero en el cementerio a modo de alimento.

Un Pueblo Maldito, el formidable adversario de Charlie Parker y sus dos asesinos de confianza (Louis y Angel) en su décimocuarta andanza. El invierno del lobo fue entregado a la imprenta en 2014. El detective privado investiga la muerte de un mendigo muy peculiar (Jude apareció colgado pero sólo las autoridades concluyen que fue suicidio) y la desaparición de la hija del indigente. La chica, al parecer, había conseguido trabajo en Prosperous. Qué mala suerte.

Una comunidad endogámica, anclada en el pasado, con muy feas tradiciones, adoradores de un demonio es pues el eje de las últimos dos libros de John Connolly (pinche aquí). Se trata de novelas tan policiales como fantásticas. Un híbrido muy bien logrado. Lo confieso: Connolly es uno mis autores favoritos.

En primer lugar, me agradan sus indagaciones teológicas. Como buen irlandés católico establece una verdad histórica: las herejías han causado siempre más daño que las religiones tradicionales. También desliza un pensamiento esotérico inquietante:  los hombres crean a los dioses en igual medida, si no más, que los dioses crean a los hombres. Ergo, los dioses pueden morir. Es la fe lo que les otorga poder. Fascinante, ¿verdad?


En paralelo al combate contra los familistas y los rostros foliados de la Santa Capilla de la Congregación de Adán antes de Eva y Eva antes de Adán, operan tras las bambalinas criaturas escalofriantes que forman parte de la mitología Connolly: el Coleccionista, los Hombres Huecos, el Cambión, los Patrocinadores, que intentan despertar a un divinidad dormida. El detective es una Fuerza de la Luz. Se lo conoce y teme por su eficacia para airear secretos enterrados y aniquilar a sus enemigos. Ha sido tocado por el Divino, reconocen los malos con admiración. Pero en esta ocasión a Parker lo cosen a balazos…

Digamos una vez más que Connolly es un magnífico constructor de villanos. Sus personajes son rotundos, con una doble excepción: Luis y Angel, los sicarios de Parker, una pareja homosexual de contornos no bien definidos. Sus diálogos son sosos, pero se trata de un caso aislado. El literato, por lo demás, siempre quiere enseñarle algo a sus lectores. En esta ocasión, sale en defensa de los sin techo: vivir en las calles es un trabajo agotador del que casi nadie puede escapar.

A esta altura, hay que reconocerle a Connolly que ha logrado el tono justo de la novela negra, con su ironía, su sarcasmo, sus réplicas ingeniosas, sus metáforas para coleccionar. Además nunca es aburrido y ha creado un ambicioso universo fantástico. Falta de ambición, radix omnium malorum. La raíz de todos los males de la literatura moderna.
Guillermo Belcore

Calificación: Muy buena

PD: En este blog se han aplaudido otras novelas y cuentos de Connolly.
1 - http://labibliotecadeasterion.blogspot.com.ar/2013/12/nocturnos.html
2 - http://labibliotecadeasterion.blogspot.com.ar/2008/11/los-atormentados.html
3 - http://labibliotecadeasterion.blogspot.com.ar/2015/03/cuervos.html

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